
Previo al partido de la jornada 16 de la Liga MX, en donde los Esmeraldas de León van a recibir a los Tuzos de Pachuca, regresó a mi cabeza un tema muy escabroso, satanizado por algunos y por otros apoyado, hablamos de la famosa multipropiedad.
Y es que si nos regimos por las leyes de la FIFA, si esa misma que está relacionada con temas de corrupción, con escándalos de sus ex dirigentes, entre otras cosas, la multipropiedad está prohibida aquí y en China.
Pero que pasa, en un país como México en donde estamos acostumbrados a ver cambios de nombres de los equipos, cambio de sedes casí cada 6 meses, donde las directivas están sólo por un rato para después vender las franquicias, sin pensar en el activo más importante que tienen las instituciones deportivas, la afición.
Si señores en un futbol como el nuestro la multipropiedad es un mal necesario, gracias la falta de capital, porque no hay inversionistas, los empresarios ya no quieren ni buscan arriesgar su dinero, en un deporte como el balompié.
Y es que son pocos los grupos que tienen la solvencia económica para mantener a un equipo en la primera división, pero aún son menos los que tienen la posibilidad de salvar franquicias de la quiebra o la desaparición, hablamos de Grupo Pachuca que cuentan con los Tuzos y el León, Grupo Salinas dueño de Monarcas Morelia y Atlas, Grupo Caliente propietarios de Tijuana y el recién descendido Dorados de Sinaloa, y los López Chargoy que su poder tienen al Puebla y los Jaguares de Chiapas, que por cierto podrían cambiar de sede pero esa es otra historia que contaremos más adelante.
Así que yo lanzó esta pregunta, ¿Qué es mejor para nuestro futbol, que haya dueños con más de un equipo, o que simplemente desaparezcan por falta de dinero?, yo me quedo con la primera opción.
La multipropiedad no es mala, siempre y cuando se maneja de una manera adecuada, transparente, exista la limpieza en los partidos, que se respeten las instituciones, y que por encima de todas la cosas se respete a los aficionados, que por ellos existe el futbol.