El Giro D’Italia guarda un misticismo especial, es una de esas carreras que jamás podrá ser considerada una más. Y aunque dirán los clásicos que el verdadero ciclismo llega en verano y que el Tour es el Tour, yo me defiendo pensando que Mayo tiene lo suyo y que, sin dudas, el Giro… Es el Giro.
Hablar de la ronda italiana me revela sentimientos interesantes por varios motivos, sobre todo porque hay que decir que se trata de mi carrera favorita.
No hay otra justa por etapas a nivel mundial que tenga un recorrido tan perfecto. Adoro la manera en la que se contempla a las planicies veloces y complicadas y a la alta montaña, a los largos y míticos puertos y a los explosivos finales en alto. Como no amarle, si el Giro es el hábitat natural del ciclismo.
Del trazado de este año hay que destacar varios elementos. Inicia en Holanda este viernes con una contrarreloj individual que, en plan lógico, no debe significar mayor problema para nadie. Los favoritos no tienen porqué sufrir demás tratándose sólo de la primera jornada.
Las etapas posteriores (llanas) deberán ser tomadas con cautela porque el viento puede pasar facturas graves para los guerreros que estarán buscando el triunfo en la general. En los parciales, hay que ponerle especial atención al duelo Kittel vs Greipel. Ojo, que Fabián Cancellara también está invitado a la fiesta.
Los primeros contactos con la montaña italiana serán perfectos, sin embargo los ojos estarán puestos en el final de la segunda semana y principio de la tercera donde la cronoescalada de la etapa 15 sesgará, sin dudas, la clasificación general.
Nada está dicho en una carrera como ésta que, incluso, puede sufrir volteretas en la etapa 20, ningún pronóstico puede tener calidad de confirmado ni mucho menos de imposible.
Es cierto que las miradas de los expertos están puestas en el campeón de 2013, Vincenzo Nibali, del Astana, pero detrás tiene a varios contendientes más que pueden triunfar con la etiqueta de sorpresa o no tanto así, como Mikel Landa, del Sky, o Alejandro Valverde, del Movistar español.
Mis fichas, como siempre, están puestas con los latinoamericanos. En lo personal me siento esperanzado en el desarrollo de Rigoberto Urán con el Cannondale, sus dos subcampeonatos (en 2013 y 2014) hablan por sí solos. Rigo es un contendiente al título.
Sin embargo no hay que perderle de vista al joven colombiano Esteban Chaves, que ya mostró su talento en la edición 2015 de la Vuelta a España. El ciclista del Orica Green Edge tiene la capacidad suficiente para medirse con los más grandes.
Solicito especial atención al actuar de Tom Dumolim, del Giant Alpecin, y de Rafal Majka, del Tinkoff, dos ciclistas de alto nivel que podrían ocupar el liderato algunas jornadas y porqué no, ser la sorpresa de este año.
Es momento de pelear por la gloria en color rosa. Ya no vale la pena contar las horas, hay que comenzar a contar las historias. Que venga el Giro.