León, Gto. No, el protagonista de la noche no fue el esperado. Ningún jugador, ni siquiera el árbitro se llevó los reflectores.
Fue la lluvia la que desquició no sólo un partido, no sólo el estadio León, sino a toda una ciudad.
El duelo León-Necaxa ofreció poco, algunas llegadas, pero sin duda será recordado por la exagerada precipitación que se generó. La intensa lluvia provocó la suspensión del encuentro cuando apenas transcurrían 22 minutos de la primera mitad.
Tras más de una hora y 20 minutos en los que el comisario de la Liga Mx, los árbitros y los capitanes de los equipos Luis Montes y Marcos González estuvieron deliberando las condiciones de la cancha, se decidió reanudar el encuentro a las 8:45 de la noche.
Un buen número de personas decidió retirarse del estadio en medio de la duda de si proseguía el partido o no. Solamente un 30 por ciento aproximadamente decidió a presenciar un partido para el olvido.
Lo único rescatable fue la loable labor del personal del club, que en pocos minutos libró de la cancha una innumerable cantidad de charcos que se dieron en la cancha. De ver prácticamente un mar en la cancha, no quedó nada.
En la cancha, poco o nada. Un par de disparos en ambas porterías que pusieron en aprietos a William Yarbrough y a Marcelo Barovero. De ahí en más, el duelo fue solamente un ir y venir en medio campo, con poca idea al frente de parte los dos cuadros, solamente con algunos esbozos de parte del chileno Edson Puch, mientras que del cuadro esmeralda, Germán Cano tocó la puerta rival, pero sin encontrar respuesta.