Río de Janeiro, Brasil.- Horacio Nava terminó hoy decimosegundo, el mejor de los tres mexicanos que compitieron en la final de 50 kilómetros marcha, una dura prueba marcada por un intenso calor que hizo desfallecer a gigantes como el francés Yohann Diniz, así como por una polémica descalificación por el bronce.
Nava, quien registró en esta prueba un tiempo de 3:50:53, aspiraba a una medalla que comenzó a escapársele a partir del kilómetro 40, cuando era incapaz de seguir el ritmo de un pelotón de cabeza que seguía al australiano Jareed Tallent.
“En ese momento aumentó el ritmo, yo me decidí mantener alrededor de nueve minutos por vuelta y al final me pegó el calor”, explicó el atleta mexicano, tras la prueba, que terminó exhausto y visiblemente insatisfecho con su resultado.
Nava, tercero en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, fue el decimotercero en cruzar la meta, un resultado que igualaba el obtenido en Londres 2012, pero la descalificación, tras la prueba, del medallista de bronce, el japonés Hirooki Arai, le hizo ganar un puesto.
Sus compañeros Omar Zepeda, decimoquinto (3:51:35), y José Levyer Ojeda (3:56:07), vigésimo cuarto, tampoco pudieron seguir la cadencia de la carrera, que sin ser fulgurante –el récord mundial es de 3:32:33- fue dura por los 24 grados centígrados, la alta humedad y el tórrido sol.
“Al final se fue complicando, pero recién terminado estoy tranquilo. El resultado no se consiguió, pero estoy satisfecho por el resultado”, explicó Nava, tras indicar que aumentó mucho el número de competidores ante la llegada de talentos de países sin tradición de marcha.
“Como en todas las profesiones se ha globalizado. Ahora hay más países”, dijo Nava, que señaló que ve posible participar en un nuevo ciclo olímpico y llegar con opciones de metal a los Juegos de Tokio 2020.
El oro se lo llevó el eslovaco Matej Toth (3:40:58), favorito tras ser campeón en el Mundial de Pekín 2015, y que este viernes logró, con 33 años, mejorar su quinto lugar de los Juegos de Londres 2012.
El francés Yohann Diniz, recordista mundial desde agosto de 2014, lideró la prueba en solitario hasta el kilómetro 30, pero después fue perdiendo fuelle y estuvo a punto de abandonar cuando cayó al suelo por falta de fuerzas, pero contrario al consejo de los médicos, terminó la carrera y fue séptimo.
La plata fue para el australiano Jareed Tallent, oro en Londres 2012 y plata en Pekín 2008, mientras que el bronce fue escenario de una lucha encarnizada entre el japonés Hirooki Arai y el canadiense Evan Dunfee en el kilómetro 48 y que solo se resolvió por decisión de los jueces terminada la prueba.
Dunfee, el más joven de los cinco mejores, lanzó un ataque para atrapar al japonés cuando ya había sonado la campana de la última vuelta en el circuito montado en el oeste de Río de Janeiro, y llegó a ponerse codo con codo, pero el nipón aguantó el ritmo y dejó atrás al norteamericano con un gesto que pareció ser un leve empujón y a punto estuvo de hacer desfallecer al canadiense.
Los jueces en la carrera no intervinieron y el japonés –debutante en unos Juegos- fue tercero en llegar a la línea de meta e incluso posó con la bandera de su país ante los fotógrafos.
Sin embargo, una hora después la delegación canadiense protestó por lo ocurrido y el nipón fue descalificado por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) por lo que fue calificado de “empujón”.