Celaya, Guanajuato.- El torneo que lleva el nombre del primer azteca en pisar las duelas de la NBA está pegando fuerte en todo el territorio nacional. La Copa Horacio Llamas celebra su segunda edición con números que causan impacto: mientras el año pasado reunió a 3,500 chavos en la gran final de la Ciudad de México, este 2025 promete romper todas las marcas con la incorporación de 10 estados más al certamen.
Horacio Llamas, la leyenda viviente que abrió las puertas de la liga más poderosa del mundo para el talento mexicano, está promoviendo personalmente su torneo por todo el país. En rueda de prensa realizada en Celaya, considerada la cuna del básquet guanajuatense, dejó en claro que este proyecto va mucho más allá de una simple competencia. Se trata de una revolución silenciosa que está cambiando la cara del baloncesto infantil y juvenil en México.
La magia del torneo radica en su filosofía incluyente: está abierto para todos los niños y niñas del país, incluyendo la categoría libre, donde lo único que importa es la pasión por el deporte ráfaga. Los equipos ganadores de cada entidad tienen boleto directo a la final nacional, pero la verdadera victoria está en darle opciones positivas a la juventud mexicana y alejarla de los vicios.
El respaldo de la Fundación de Usos y Costumbres de los Pueblos Indígenas del Mundo, encabezada por Javier Rodea, le da al proyecto una dimensión social que trasciende las cuatro líneas. No se trata solo de encontrar al próximo fenómeno del básquet nacional, sino de sembrar valores y disciplina en las nuevas generaciones.
La Copa Horacio Llamas ha encontrado terreno fértil en ciudades como Celaya, donde el gobierno municipal impulsa fuertemente el deporte a través de proyectos como «La Esperanza nos Liga», que busca crear 100 ligas deportivas en comunidades y barrios. Esta sinergia entre el torneo y las políticas públicas deportivas está creando una base sólida para el desarrollo del talento joven.
Con comités de selección imparciales y la posibilidad de que los equipos se refuercen entre sí para la competencia nacional, el torneo mantiene la competitividad sin perder de vista su objetivo principal: que ningún basquetbolista infantil se desilusione y abandone las duelas. Porque como bien sabe Horacio Llamas, representar a México en cualquier cancha del mundo no es solo defender un barrio, es cargar con el orgullo de toda una nación.
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