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Río de Janeiro, Brasil.- La mexicana Carolina Rodríguez tuvo este domingo uno de los días pesados en su carrera deportiva, se montó en su bicicleta y comenzó a tomar el rumbo para completar los 136.9 kilómetros de la prueba de ciclismo de carretera de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Pero no sólo se montó en ella, como si fuera un paseo dominical. El marco la playa de Copacabana y a un costo el Fuerte del mismo nombre. Como si fuera una guerrera se subió a los lomos de su jaca de acero y comenzó el pedaleo. Sus rivales nada menos que la holandesa y multimedallista mundial, Marianne Vos.
El sol que cayó a plomo acompañó el destino de Carolina Rodríguez. Poco a poco dirigió su rumbo al asfalto carioca, cobijada por una artillería del ciclismo de carretera. La estadounidense Kristin Armstrong, la italiana Giorgia Bronzini, la alemana Lisa Brennauer, pero también la británica Elizabeth Armistdtead.
Todas ellas con la jerarquía de grandes guerreras ante la novatez de la mexicana. Ella se mostró tranquila y con el paso de los kilómetros su figura se desvaneció en medio de los edificios que enmarcan la costera de Copacabana.
Rodríguez, quien corre para el equipo Astana, se vio en el pelotón estelar, pero poco a poco se queda ante el poder de las figuras. El trayecto comienza a pesar y las piernas a arrancar un rito de esfuerzo. Con el sol a plomo, las amazonas sortean los obstáculos, el viento y la humedad de un clima de playa.
Con el número 50 en la espalda, la mexiquense marcó su paso, en medio del fuerte grupo que comandó la holandesa Marianne Vos. Su condición de líder la ubicaban como la favorita de subir al podio como en Londres 2012, su destino puede ser ese, pero aún no debe confiarse. Porque falta todavía la etapa de mayor complejidad en donde fallecen las ganas de seguir.
El grupo líder se muestra poderoso. Los ataques son permanentes en el camino, el cual tiene diversas aristas para poner a prueba del valor de las pedalistas y la fuerza de sus piernas impulsadas por sus pulmones.
La mexicana se mantuvo en la pelea, en tanto que contra viento y marea la estadounidense Kristin Armstrong fue enviada a la punta, pero su objetivo es ganar la contrarreloj como hace cuatro años en Londres 2012.
Ya en la etapa de montaña, la mexicana comenzó a quedarse y no pudo más a pesar del esfuerzo. Los músculos parecieron romper la piel de las piernas y el corazón salir del pecho.
Las que dominaron fueron las fuertes como la estadounidense Mara Abbott, quien pone enjundia en la escalada y sorprendió a la holandesa Marianne Vos, quien perdió aire y de igual la posibilidad de convertirse en bicampeona olímpica.
La mexicana también se rezagó de la carrera. Ha sido intenso el trajín y acaba con su deseo. Al final de la pesada subida las piernas se agotan. La holandesa Vos también y ya no hay nada que pueda hacer. Su reinado lo tendrá que ceder.
En un buena estrategia holandesa, Annemiek van Vleuten se pone de líder, pero el destino la obstaculiza y en plena bajada cae de manera aparatosa que la deja inconsciente y se pierde la gloria. La estadounidense Abbott se afianza en la línea y así domina cerca de 10 kilómetros; pero se confía y la holandesa Anna van der Breggen arrebata el oro.
La mexicana libra la batalla del Fuerte de Copacabana, pero no la de los 136.9 kilómetros. El oro es para la holandesa Breggen tras un sprint de alarido a la italiana Elisa Longo la dejó y luego a la suiza Emma Johansson.
Al final Breggen fue oro con 3:51.27 horas, Johansson plata y Longo bronce. La mexicana incumplió con promesa de ser buena escaladora.
Con información de agencias